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La historia de Maynor: La oportunidad que le permitió permanecer en su tierra, Quiché.

Reyna, la madre de Maynor, comparte pan de maíz y atol hecho con maíz nutritivo, F3.

La familia de Maynor es dueña de media hectárea de tierra de cultivo en la comunidad de Palquí en Uspantán, Quiché. En años pasados, su padre, José, usó esta tierra para criar pollos, cabras y cerdos, cultivar maíz, tomates y frutas, pero principalmente ejote. Aún así, un tercio de esa tierra estaba reservado para el cultivo de maíz, produciendo 500 de las 2,000 libras de maíz que su familia consume cada año. Para comprar las 1,500 libras restantes de maíz en el mercado local, José confió en sus ganancias de la cosecha de ejote.

En los últimos años, sin embargo, su parcela de ejote ya no producía lo mismo y tampoco recibían su precio de venta en el mercado. El dinero fue especialmente escaso en 2019, cuando el hermano menor de Maynor, Moisés, tenía 19 años; estaba frustrado por la falta de oportunidades económicas en su país y sintió que no tenía más remedio que migrar a Estados Unidos en busca de un salario digno.

Afortunadamente, las cosas han comenzado a mejorar económicamente para Maynor y su familia. En 2020, Maynor participó en el proyecto de parcela de demostración de Semilla Nueva con el apoyo del proyecto “PRO INNOVA”, donde plantó un tercio de hectárea con semilla de maíz nutritivo. Su familia probó recetas más nutritivas a base de maíz como pan de maíz, atol, tamales, maíz asado, elote hervido y tortillas.

José, Heber y Maynor (de izquierda a derecha) posan con sus mazorcas de maíz nutritivo.

Maynor quedó impresionado por el desempeño del maíz. Su tercio de hectárea con maíz nutritivo rindió 1,200 libras de maíz, más del doble de lo que producía su semilla anterior, y suficiente para alimentar a su familia de cuatro durante siete meses.

Como resultado, Maynor y José decidieron plantar toda la hectárea con F3 este año. Incluso compraron cuatro bolsas adicionales de semillas para venderlas a sus vecinos y esperan alquilar casi media hectárea adicional de tierra para cultivar suficiente maíz para alimentar a su familia durante todo el año, lo suficiente para vender a sus vecinos con el excedente.

Maynor tenía toda la intención de hacer el mismo difícil viaje hacia el Norte para reunirse con su hermano, pero ha decidido quedarse en su comunidad de Uspantán, habiendo experimentado de primera mano nuevas posibilidades de cultivo, especialmente con nuestra semilla biofortificada. Con los ingresos adicionales que planean generar, espera ayudar a su hermano menor, Heber, de 11 años, a continuar sus estudios y convertirse en un profesional.

Casi la mitad de la población más pobre de Guatemala participa en la producción de maíz. Casi todas las personas más pobres de Guatemala corren un alto riesgo de desnutrición debido a una dieta que consiste casi en su totalidad en maíz. Nuestro objetivo en Semilla Nueva es repetir cien mil veces la historia de Maynor, asegurando que cada agricultor tenga la oportunidad de una vida más próspera y que cada niño y niña tenga la oportunidad de crecer bien nutrido y saludable.

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