Este tamaño aún no está listo.

Imaginar una vida con más oportunidades.

Por María Fernanda Bracamonte.

Aldea Caulotes, Camotán, Chiquimula.

Isauro tuvo una infancia difícil, en un ambiente de pobreza que no le permitió recibir educación. Sin embargo, siempre pensó que existía un mejor futuro. Eso le permitió conseguir un poco de estudios a través de la formación de la Policía Nacional. Esto le permitió imaginar una vida con más oportunidades.

Sus circunstancias económicas lo empujaron a dedicarse a la construcción como albañil. Los ingresos inestables por la poca demanda de obras en su aldea lo incentivaron a probar dedicarse a la agricultura sembrando milpa. A través de su liderazgo comunitario, su familia y otras 26 más lograron obtener tierras destinadas al cultivo.

Isauro Ochoa, dentro de su parcela de F3, en Aldea Caulotes, Camotán, Chiquimula. 

El maíz que sembraba le permitía alimentar a su familia, pero siempre necesitaba buscar un ingreso aparte para suplir las necesidades de su hogar. Debido a las sequías causadas por el cambio climático en Jocotán, Chiquimula, tuvo años duros con pérdidas totales de cosechas. 

A sus 67 años de continuar sembrando maíz, en el 2020 un amigo cercano le recomendó utilizar la semilla F3 de Fortaleza. Por la confianza en su amigo, decidió invertir en la semilla. Reconoce que tenía dudas ya que sus padres le inculcaron que nunca se debe perder la semilla de los ancestros, pues es parte del legado que los mantiene unidos. 

Su primera experiencia con la cosecha de semilla F3 lo dejó sorprendido. Obtuvo casi el triple de maíz comparado con las semillas que había utilizado antes, le impresionó que obtenía casi el doble de granos por mazorca y que estos granos eran más pesados.  “Fue ahí, donde me di cuenta de que este maíz es más nutritivo, sus granos son más consistentes, y por eso le digo a las personas de mi aldea, este maíz es mejor para la salud de nuestras familias”.

Isauro decidió seguir invirtiendo en F3 en el 2021 y utilizar esta semilla en toda su parcela; actualmente ha obtenido tres cosechas, todas han sido exitosas. “En una cosecha logré vender 140 quintales, cada uno a Q135.00, esto nunca me había sucedido con los otros maíces. Lo que había invertido en la semilla, el abono y pesticida lo recuperé y así he podido avanzar más en mi desarrollo como agricultor, estoy muy agradecido con esta semilla”. 

Actualmente Isauro ya no necesita buscar trabajo de albañil, desea construir su casa de block, diversificar sus cultivos para producir tomate, sandía o chile y poder venderlo en el mercado. “Creo que, si sigo teniendo este dinero extra en cada cosecha, en algún momento lo podré lograr. Quisiera probar en un espacio pequeño de tierra la siembra de otros vegetales, al lado del maíz de Fortaleza”. 

Isauro es un líder innato, es miembro del Consejo Comunitario de Desarrollo Rural. A través de su abogacía lograron conseguir financiamiento local para construir un centro de salud y hacerle mejoras a la escuela primaria. 

Como padre de familia se ha esmerado en que sus seis hijas se gradúen de nivel diversificado y sueña que sus nietos lleguen a la Universidad. “Creo que lo vamos a lograr, pues ellos ven el esfuerzo que he hecho empezando de cero y ahora ya tenemos más recursos.”

Isauro está convencido que para lograr sus sueños no necesita migrar y poner en riesgo su vida ha sido sin duda un regalo de Dios”. Lo que lo motiva a seguir utilizando la semilla de Fortaleza es su rendimiento y nutrición. “Yo si le tengo amor a este maicito, porque veo lo que produce, puedo alimentar a mi familia y además me permite recuperar mi inversión y me brinda un ingreso extra con la venta de lo producido.”

Isauro considera que la semilla F3 es una bendición de Dios en su vida.

Isauro continúa guardando las semillas de sus antepasados, cree que es importante cuidar con amor ese legado, así como promueve el uso de la semilla de Fortaleza, porque cuidar a su aldea con amor, implica promover, lo que, desde su experiencia, le ha mejorado la vida.

“Gracias a la semilla F3 de Fortaleza, soy más de lo que era antes y estoy agradecido” – Isauro Ochoa, agricultor de maíz. 

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