Imaginar una vida con más oportunidades

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En febrero, Semilla Nueva lanza su primer proyecto de edición genética con científicos de la Universidad de Wisconsin. Esta tecnología podría transformar la capacidad de Semilla Nueva para ampliar la producción de maíz biofortificado.

"Imagina un par de diminutas tijeras de precisión que nos permiten insertar un gen para la nutrición en el ADN de una variedad de maíz conocida por sus altos rendimientos y su resistencia al clima", explica Enrique Kreff, Director de Mejora Genética de Semilla Nueva. "Las herramientas de edición genética como CRISPR nos permiten realizar estos cambios en el lugar exacto del ADN de la planta donde se encuentra un rasgo deseado, como el contenido de Zinc o Hierro. Este enfoque puede obviar años de mejora tradicional, haciendo mucho más barato y rápido biofortificar cualquier semilla de maíz para cualquier parte del mundo."

Enrique explica que desde nuestro uso de la edición genética implicará modificaciones genéticas menores, las semillas resultantes se considerarán no OMG.

Hasta ahora, Semilla Nueva se ha basado en un método de mejora convencional denominado "retrocruzamiento", mediante el cual un rasgo deseado en una variedad (como el contenido de zinc) se introduce en otra con características deseadas (como un alto rendimiento) a través de sucesivas generaciones de siembra, selección y replantación. Este proceso requiere entre 4 y 6 años y hasta $300.000 por híbrido relacionado. CRISPR podría reducir el tiempo y el coste a un año y $30.000, respectivamente.

Según el Director Ejecutivo de Semilla Nueva, Curt Bowen, "La edición genética podría suponer un verdadero cambio de juego para nosotros, haciendo posible biofortificar de forma rápida y barata la mejor semilla posible para cualquier lugar del mundo".

Aunque su potencial es apasionante, el uso de CRISPR en el cultivo de maíz, especialmente para mejoras nutricionales, es todavía relativamente nuevo. Enrique lo explica, "El primer paso de nuestro proyecto de tres años se centra en estudiar 15 genes que hemos identificado como potencialmente responsables de mejorar el contenido nutricional del maíz. A partir de ahí, seleccionaremos entre 4 y 6 de los genes más prometedores y utilizaremos CRISPR para biofortificar el maíz desarrollado por el Gobierno de Guatemala para las regiones montañosas, así como otras semillas para América Central y África."

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